Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Reflexión

"Tacto", ¿errónea transformación de significado?

Imagen
Hoy me toca reflexionar sobre la palabra tacto. Ha surgido a lo largo del día, como surgen las palabras que se clavan sin que uno se dé cuenta, en una conversación, en un reproche, en un gesto leve pero no exento de rastro. Y me ha perseguido desde entonces. Porque a veces basta una sola palabra para abrir un mundo entero de significados, contradicciones y formas de estar en el mundo. Tacto. Una palabra aparentemente simple, casi inofensiva, cargada de una larga historia sensorial y social. Empezó siendo piel, roce, percepción inmediata del otro a través del cuerpo. Un saber sin pensamiento, directo, animal. Pero con el tiempo, como ocurre con tantas otras palabras, fue adoptando capas, transformándose, volviéndose moral. Del cuerpo pasó al lenguaje, del contacto físico al contacto simbólico. Se volvió sinónimo de delicadeza, de contención, de saber decir, de no ofender, de no incomodar. Y ahí empezó mi duda. ¿Qué entendemos, realmente, cuando hablamos de tener tacto? ¿Lo hemos reducid...

Evelyn. Si, Evelyn. @evelyncorv

Imagen
De repente, todo lo aprendido se repliega como una hoja al final del día, y queda solo el cuerpo, y queda solo el temblor. Han sido dos largos años en los que he buscado respuestas con una constancia que duele. Me matriculé en un máster en filosofía contemporánea como quien necesita entender el mundo para poder entenderse a sí mismo. No era la erudición lo que perseguía, sino una forma de contención; una estructura donde la razón pudiera abrazar el caos. Pensé que, tal vez, en alguna teoría ajena encontraría la costura exacta donde unir lo que soy con lo que siento. Compré El Monte de Lydia Cabrera hace más de un año. Empecé a leerlo sin entender casi nada, como si me enfrentara a un lenguaje antiguo escrito en el fondo de mi sangre, pero en clave desconocida. Fue una amiga la que me enseñó a consultarlo como diccionario en mano, a usarlo como quien consulta un oráculo. Y entonces entendí que no estaba leyendo un libro, sino escuchando una melodía ancestral que, desde lo hondo, inte...

Habitante Invisible de Jorge Enrique González Pacheco (Cuba, 1969) (Traducido al inglés por Jorge al final del texto)

Imagen
  Conocer a Jorge Enrique González Pacheco fue una experiencia reveladora, una que ya me transmitió la misma energía que ahora encuentro en su poesía. Desde el primer momento en que le conocí, su presencia emanaba una intensidad serena, una energía que se siente profundamente. Esa serenidad y su aparente sencillez esconden una complejidad absoluta, algo que solo se puede comprender cuando se profundiza en sus palabras. Al leer Habitante Invisible , un libro que, a pesar de su aparente calma, se revela como una montaña de emociones, de pensamientos y de reflexiones profundas. Habitante Invisible , publicado en 2020 por Deslinde Ediciones, no es solo un libro de poesía. Es un viaje hacia lo invisible, hacia lo que se esconde detrás de cada palabra, de cada silencio. Porque las palabras, no son sólo palabras, ya lo decía Nietzsche, las palabras están cargadas de poder, valores y perspectivas que reflejan las estructuras sociales, culturales e incluso los conflictos internos del indi...

Tiempo (y nació después de casi un año de embarazo. Se resistió)

Imagen
  Esta poesía la empecé hace unos meses, casi un año, cuando aún necesitaba colocar algunas cosas dentro de mí, y no he terminado de ordenarlas. No quiero ser prepotente, simplemente he barrido bien los suelos, pulido cristales y encerado muebles. Me queda únicamente decidir dónde colocarlos para que bailen conmigo cada vez que llegue. No quiero pensar ahora en frases largas y complejas que expliquen qué veo, qué siento, qué huelo… de qué huyo, qué busco, quién soy… No tengo más tiempo que el justo para vivir. Hace tan sólo unos minutos, hablando con alguien a quien conocí hace tiempo y con quien, de pronto, nos hemos reencontrado, entendí que todo este proceso de ordenar no es solo interno, sino también un reflejo de cómo me encuentro con los demás. Por fin, siendo más yo. Tiempo Te dijeron que ganarías tiempo. Que si te apurabas hoy, tendrías más mañana. Te lo creíste. Y corriste. El tiempo no se gana. Se gasta. Se usa o se pierde. No hay manera de doblarlo, de estirarlo, de rec...

Lanzadera

Imagen
  "El amanecer no es sólo el fin de la noche.  Es el instante en que el mundo nos da otra oportunidad de ser alguien distinto"   Hay un instante, un parpadeo de tiempo suspendido antes de que todo empiece. Ese momento en que la noche aún se aferra a los bordes del día y el mundo no ha decidido del todo despertarse. Ahí, en ese espacio que apenas se siente real, es donde todo vuelve a comenzar. Nos gusta pensar que nuestra historia empezó el día en que nacimos. Que aquel primer aliento nos lanzó en línea recta hacia un destino que, de algún modo, ya nos pertenecía. Pero si miramos bien, si prestamos atención al peso de cada jornada, entenderemos que no hay un solo comienzo. Que cada día que amanece es una lanzadera tensada al límite, lista para dispararnos a lo incierto. Nos levantamos, respiramos, decidimos. A veces sin darnos cuenta, sin pensar demasiado en ello. Pero cada gesto, cada palabra, cada renuncia y cada anhelo son hilos que van tejiendo la trama de lo que ...

Construir vínculos desde la palabra

Imagen
  Hoy he mantenido una conversación con un amigo. Para mí, es mi amigo, y sin embargo, en el transcurso de un diálogo ligeramente "tenso", ha aparecido una palabra inesperada: vínculo . Ha dicho "nuestro vínculo" cuando yo habría dicho "amistad". Me ha parecido curioso. Todo me parece curioso últimamente (publiqué precisamente una entrada con ese título, el pasado 23 de marzo).  ¿Es solo una cuestión semántica o hay algo más profundo en la elección de las palabras? Reflexiono sobre esto porque me encuentro en un momento personal en el que cuestiono todo, en el que cada interacción y cada palabra pueden abrir una puerta a la comprensión o cerrarla con un golpe seco. Siempre he hablado sin demasiados filtros, sin medir demasiado el peso de las palabras, pero ahora me pregunto si es un acto de responsabilidad o de control consciente el adaptar el lenguaje según el interlocutor. No se trata de disfrazar el pensamiento ni de someterse a la sensibilidad ajena, s...

Mírate y sonríe

Imagen
Tatuado en mi mano izquierda Cada instante vivido, con su carga de luz y sombra, nos va moldeando, nos esculpe con la paciencia del tiempo y nos convierte en lo que somos. No hay día perdido, ni alegría estéril, ni tristeza que no deje su huella. La vida nos atraviesa como las estaciones del año, en ciclos que se suceden, siempre marcados por la certeza del cambio inminente. Hay primaveras de renacimiento, donde todo parece florecer sin esfuerzo; veranos de plenitud, de soles ardientes y días interminables; otoños de despedida, donde aprendemos a soltar, a dejar caer lo que ya no nos pertenece; e inviernos de quietud, donde el frío nos obliga a recogernos y escuchar los vientos de lo que fuimos. Pero tras el invierno, siempre llega otra primavera, y la vida vuelve a abrirse paso, distinta, renovada, nunca la misma, aunque parezca repetirse. La vida no es una novela de trama continua ni un relato que se estira en una línea ininterrumpida. Nos empeñamos en darle una estructura de capít...

Mi diario. Año 1982. Reflexión posterior sobre sexo y amor. Otro gallo cantaría.

Imagen
  Hoy quiero comenzar de una manera especial, compartiendo dos fragmentos de un cuaderno en el que solía escribir cuando era pequeño. Es una lástima que no guarde muchas cosas de esos años, apenas seis o siete notas, pero siento que algunas de ellas pueden resonar con lo que quiero contaros hoy. En este caso, tras las transcripciones, os dejo una reflexión personal sobre sexo y amor. Es tan solo mi visión, no tengo la intención de molestar a nadie si piensa de manera diferente, pero creo que es importante que meditemos, con sinceridad y honestidad, si debemos seguir manteniendo ese vínculo forzado entre amor y sexo. Nota: El texto original contenía faltas de ortografía y frases que no terminaban de entenderse con claridad. Sin haber cambiado en esencia, si he retocado lo necesario para poder publicarlo.   Miércoles, 14 de abril de 1982 ¡Buah! Hoy parecía que no iba a pasar nada especial, y al final, flipé. Estábamos jugando al béisbol cuando Fernando, con esa cara de qui...

Indomable. Brindis por la vida.

Imagen
  Tatuaje realizado en mi antebrazo hoy 25 de marzo de 2025 (Sombras y luces son producto de la edición intencionada de la imagen) Naciste con el fuego dentro, con la chispa encendida en cada paso, con la risa lista para estallar en cualquier momento, porque sabías que la vida era un salto al vacío y que el vértigo no era más que la señal de que estabas vivo. No temías a las caídas, confiabas en tu fuerza, en tus ganas, en la gente que te esperaba con los brazos abiertos cuando tropezabas. Pero incluso tú, el que siempre arde, el que siempre avanza, caíste en la banalidad de la vida. Te dejaste llevar por los sinsentidos que te rodeaban, por lo superfluo, por las apariencias, por los deseos de otros que no eran los tuyos. Dejaste que tu tabla golpeara una y otra vez contra las rocas, dañándose, astillándose, perdiendo la firmeza con la que siempre habías surfeado. Y sí, duele. Duele darse cuenta de que perdiste el rumbo, de que confundiste marea con destino. No pasa nada. En absolu...

Los zapatos azules

Imagen
  Ayer fue un día especial. Mis hermanas y yo fuimos al concierto de Los Pecos, y la verdad es que lo pasé en grande con ellas. Lo necesitaba. Volver a escuchar esas canciones que en su día sonaban por toda la casa me hizo viajar en el tiempo, a aquellos años en los que la música era parte del día a día y en los que compartíamos todo, hasta la ropa. (Bueno, ya no se me nota una cicatriz que me hizo en la cara el puñetero tacón de una Nancy colgada en la pared de la habitación de mis hermanas, con alfileres, si, alfileres, un día, jugando con ellas en una de las camas, supongo que golpeamos la pared, esos maravillosos tabiques de las viviendas franquistas de los 70, y la muñeca se desprendió en caída libre sobre mi dulce rostro, jajaja). Y volviendo al tema de la ropa, como podréis entender, en 1983 no se podía ir comprando ropa nueva cada dos por tres. En casa éramos cuatro hermanos, tres chicas y yo, el único varón, y había que aprovechar lo que se pudiera. Un pantalón, un jersey…...

NOTAS DE UN NIÑO DE 15 AÑOS (1985)

Imagen
Ayer, mientras revisaba los documentos guardados en mi disco duro, encontré algo que me sorprendió: un escrito del año 1985. ¡Dios mío! Era como una fotografía congelada en el tiempo: una hoja de cuaderno de esas que tenían dos líneas para que intentáramos escribir con las letras del mismo tamaño. La hoja estaba marcada por manchas de grasa, como si fueran restos de nocilla o algo similar, y la tinta de algunas letras estaba corrida, como cuando una gota de agua cae sobre el papel y lo emborrona, posiblemente fueran lágrimas, porque hoy en día sigo llorando cuando escribo algunas cosas. Simplemente, el avance tecnológico, al escribir con un teclado sobre una pantalla, de manera digital, nos ha robado hasta el recuerdo que deja la sensibilidad humana. Qué pena no haber conservado el original, aunque quizás en alguna carpeta, cuando menos lo espere, pueda encontrarlo. Sin duda es una de las hojas de aquel diario que escribía en secreto cuando sentía la necesidad de ocultarle al mundo mi ...

A "La Pepa" mi madre (2008)

Imagen
He recuperado esta poesía que escribí en 2008, tras la muerte de mi madre. He buscado y rebuscado hasta dar con el disco donde guardaba escritos de aquella época en la que también me dedicaba a escribir, en realidad, lo he hecho toda la vida, pero lo guardaba para mí. Nada tiene que ver con la forma en que escribo ahora, pero no por eso pierde ni un ápice de fuerza. Hoy, que debía dedicar el día a estudiar, no he podido concentrarme. Hoy la he necesitado tanto que no encuentro palabras para expresarlo. Hoy necesitaba sentir su abrazo, su protección. Necesitaba que me ayudara a suavizar la opresión que siento en el corazón. Madre bella, tú sabías perfectamente que debías prepararme para la vida real, y lo intentaste una y otra vez. No dejaste de hacerlo hasta el último de tus días, tratando de evitarme el dolor. Allá donde estés, madre querida, quiero agradecerte enormemente por todo lo que hiciste por mí. Pero quiero que sepas algo: no me importa no haber aprendido esa lección. A pe...