Sol
Amanecer respirando mientras el sol invade el dormitorio, es, quizá, lo más parecido a entender algo sin pensarlo. La luz entra conquistando el espacio, con una claridad indiscutible. No hay un porqué. El cuerpo despierta por partes, recorriendo la habitación con los ojos cerrados. El día ha empezado y no hay nada urgente que decirle. El polvo flota con la calma, hoy no será barrido. Las sábanas arrugadas no tienen historias que contar. El aire es refugio y cómplice. El mundo no ha notado la pausa. G.G.