Desde la Catedral de Tui
Hoy, como si el azar quisiera ensayar su papel en una coreografía causal que jamás firmé, comparezco, entre lo involuntario y lo acordado, en Tui. Epílogo anticipado de un trayecto que empezó sin empezar, o cuya fecha de inicio se me ha ido difuminando con cada repetición mental del trayecto. Volver no es regresar, es permitir que lo visto se reescriba en una lengua posterior al acontecimiento. El lugar es el mismo, pero ha aprendido a responder de otro modo. Y yo, si es que sigo siendo yo, no busco cerrar el viaje, sino descubrir si el eco sabe más que la voz. Este poema no intenta decir, sino escuchar. Me lo escribo como quien vuelve a un sitio que ya no lo espera, que ha seguido su curso en otra dirección, como si el regreso llegara siempre con retraso. Lo escribo después de regresar al mismo lugar y descubrir que nada, ni el lugar, ni yo, ni la forma en que ambos nos ignoramos, permanece. Sin embargo, todo está ahí, como si nos espiáramos desde nuestras esencias anteriores, nu...