Quinqué
No hay principio ni fin, solo un espacio donde se cruzan las corrientes invisibles. Un lugar sin dueño, donde el tiempo se pliega y el silencio habla sin voz. Tengo lo justo. Ni antes ni después. No pido ni espero. Celebro que llegue. Que no sea por falta, que sea por fiesta. Cruza el umbral donde la luz ha decidido posarse, sin motivo, porque sí. Trae tu silencio. Si hay fuego, dejémoslo en medio, como quinqué que alumbra sin elegir a quién. Si me hablas, hazlo con palabras que no quieran quedarse, pero sepan volver. Si te quedas, hazlo como el agua, acomodando su forma al cauce. La corriente sabe dónde estamos incluso cuando el cuerpo no toca cuerpo. No hay que seguirse, hay que encontrarse. Nada pesa. No hay vitrinas, ni etiquetas, ni fechas. Si un día no volvemos, no será ausencia, será otra forma de seguir siendo. G.G.