Los zapatos azules
Ayer fue un día especial. Mis hermanas y yo fuimos al concierto de Los Pecos, y la verdad es que lo pasé en grande con ellas. Lo necesitaba. Volver a escuchar esas canciones que en su día sonaban por toda la casa me hizo viajar en el tiempo, a aquellos años en los que la música era parte del día a día y en los que compartíamos todo, hasta la ropa. (Bueno, ya no se me nota una cicatriz que me hizo en la cara el puñetero tacón de una Nancy colgada en la pared de la habitación de mis hermanas, con alfileres, si, alfileres, un día, jugando con ellas en una de las camas, supongo que golpeamos la pared, esos maravillosos tabiques de las viviendas franquistas de los 70, y la muñeca se desprendió en caída libre sobre mi dulce rostro, jajaja). Y volviendo al tema de la ropa, como podréis entender, en 1983 no se podía ir comprando ropa nueva cada dos por tres. En casa éramos cuatro hermanos, tres chicas y yo, el único varón, y había que aprovechar lo que se pudiera. Un pantalón, un jersey…...