No quiero romper al decir
No levanto la voz, pero mi verdad retumba como trueno en campo abierto. No hay veneno en mi lengua, solo palabras que no aprendieron el arte de los pliegues. Digo lo que veo, lo que siento, lo que arde. Y a veces olvido que hay oídos que tiemblan, que hay corazones que no saben desatar los nudos sin desgarrarse. No busco herir, pero sé que hiere mi modo seco de sembrar certezas en tierras aún blandas. Mi voz no es piedra, pero a veces cae como si lo fuera, sin medir el peso, sin pensar en el temblor. Me pesa cada lágrima que no supe evitar, cada silencio que dejé sin abrigo, cada mirada que me acusa de haber sido demasiado exacto, demasiado pronto, demasiado yo. Y sin embargo, no quiero callarme. Quiero aprender a decir sin romper, a mostrar la verdad sin arrancarla de cuajo, como quien poda sin deshojar el alma entera. G.G.