A "La Pepa" mi madre (2008)
He recuperado esta poesía que escribí en 2008, tras la muerte de mi madre. He buscado y rebuscado hasta dar con el disco donde guardaba escritos de aquella época en la que también me dedicaba a escribir, en realidad, lo he hecho toda la vida, pero lo guardaba para mí. Nada tiene que ver con la forma en que escribo ahora, pero no por eso pierde ni un ápice de fuerza.Hoy, que debía dedicar el día a estudiar, no he podido concentrarme. Hoy la he necesitado tanto que no encuentro palabras para expresarlo. Hoy necesitaba sentir su abrazo, su protección. Necesitaba que me ayudara a suavizar la opresión que siento en el corazón.
Madre bella, tú sabías perfectamente que debías prepararme para la vida real, y lo intentaste una y otra vez. No dejaste de hacerlo hasta el último de tus días, tratando de evitarme el dolor. Allá donde estés, madre querida, quiero agradecerte enormemente por todo lo que hiciste por mí.
Pero quiero que sepas algo: no me importa no haber aprendido esa lección. A pesar de todo, quiero seguir siendo yo.
Te fuiste, mamá,
y el vacío que dejaste se convirtió en un espacio infinito,
uno que nunca podré llenar.
Tú, "La Pepa", mi madre,
eras la raíz de todo lo que soy,
la sabiduría que no se aprende en libros,
la fuerza que no se encuentra en ninguna parte,
más que en el corazón de una madre
que sabía lo que no se podía decir.
No tenías títulos ni adornos,
pero lo sabías todo,
como si tu alma estuviera conectada con el universo.
Me conocías sin necesidad de palabras,
veías mis temores, mis dudas, mis sombras,
y sin embargo, me amabas sin condiciones.
Tus ojos me veían cuando aún no me entendía,
y en tus cartas manuscritas guardadas en el arcón,
te preocupabas por mí,
por el niño que a veces soñaba demasiado
y se olvidaba de la dureza de la vida.
Me decías, mamá,
que no todo lo que brilla es oro,
que el mundo no siempre refleja la bondad
que uno quiere ver en él.
Trataste de enseñarme a ser cauteloso,
a proteger mi alma de lo que no era real,
a no dar mi confianza tan fácilmente.
Me hablaste de la vida con una verdad
que no siempre quise escuchar,
y que a día de hoy, sigo sin comprender.
Eras una madre sabia,
pero también un ser humano profundo,
que me mostró cómo ser fuerte
sin perder la ternura.
Cada sacrificio que hiciste por mí,
cada gesto de amor,
era una lección,
una enseñanza que me quedó grabada
en lo más profundo de mi ser.
Y ahora, mamá,
en tu ausencia,
sigues viviendo en mí.
Tus palabras me acompañan como un faro,
y tu amor,
ese amor que no necesita pruebas
porque se siente en el alma,
es lo que me da fuerza para seguir.
No puedo olvidar tus consejos,
no quiero hacerlo.
Aunque ya no pueda abrazarte,
sé que sigues a mi lado,
como una raíz invisible
que me sostiene en los momentos más oscuros.
Te echo de menos, mamá,
mi "Pepa",
pero gracias a ti,
soy quien soy.
Y cada vez que caigo,
siento tu abrazo,
y sé que no estoy solo,
que tu sabiduría vive en mí.
Te quiero.
G,G
Que grande .
ResponderEliminarGracias a quien seas....
EliminarNo puedo reprimir las lágrimas!!!! Te quiero!!!
ResponderEliminarQué bonito Graci
ResponderEliminarGracias cariño mío.
EliminarQué ternura tan grande transmite!! Son esas las palabras que me encantaría ser capaz de decirle a mi madre.
ResponderEliminarPues díselo. No te cortes.
EliminarPues sí!!
Eliminar