Monólogo: “Manual breve para detectar idiotas (spoiler: fallan mucho)”
Hay gente que tiene un talento extraordinario. Te miran cinco segundos y ya lo saben todo de ti. Te clasifican. Te archivan. Te diagnostican. Dicen: “Este es tonto.” Y se quedan tan tranquilos. Como si hubieran hecho un descubrimiento científico. Como si hubieran olido el miedo, el sudor o el coeficiente intelectual en el aire. No saben que eso que ellos llaman ser idiota, es en realidad una estrategia evolutiva. Una forma sutil, elegante y eficaz de evitar conversaciones innecesarias. Un arte marcial pasivo. Una vacuna contra el ego ajeno. Porque a ver… ¿de verdad te apetece discutir con alguien que se cree inteligente solo porque aprendió a hablar antes que a pensar? ¿Con uno que confunde sarcasmo con mala educación y argumentos con volumen? Yo no. Yo sonrío. Asiento. Pongo cara de “qué interesante lo que dices”. Y les dejo hacer. Que se sientan brillantes, profundos, únicos. Que brillen en su propia linterna de petaca. Eso sí. Luego me preguntan por qué no les tomo en ...