Del lado de uno mismo
Has descubierto una tristeza que no nace del abandono ni de la pérdida, sino de la decisión. Una tristeza que se instala cuando eliges, a conciencia, un camino que no deseas recorrer. No lo haces por miedo ni por cobardía, sino por fidelidad a ti mismo, por dignidad, por amor propio. Y aunque duele, hay en ese dolor una forma serena de liberación. Durante años fue el corazón quien habló más alto en ti. En cada dilema, en cada encrucijada, seguiste su impulso con fe ciega. Viviste con intensidad, con entrega, con verdad. Nunca te negaste a sentir. No te avergonzaste de amar, de confiar, de construir desde la emoción. Pero ahora, algo ha cambiado. Por primera vez en mucho tiempo, es la razón la que ha inclinado la balanza. No lo ha hecho con frialdad, sino con firmeza. No ha venido a apagar, ha venido a sostener lo que el corazón ya no podía cargar solo. Llevas en el brazo un tatuaje, una mano huesuda que juega con el equilibrio entre la emoción y el juicio. Siempre te representó, ...