Pausas para contemplar
Antes de irme a dormir, como tantas veces que me quedan ganas de escribir, he cogido La sociedad del cansancio, de Byung-Chul Han, y he releído el prólogo sobre Prometeo extenuado. (2024). Me he parado unos minutos a pensar y creo que no basta con alejarse de lo evidente, del ruido más grande. A veces, la verdadera pausa llega cuando aprendes a dejar ir lo que ni siquiera ves que pesa. Asi, quizá, pueda encontrarme en silencio conmigo mismo. Tú ya lo sabes. Lo has sentido desde hace tiempo, aunque hayas intentado seguir como si nada. No es el cansancio de un mal día. Es algo más profundo. Una fatiga que no se cura con descanso ni con vacaciones; es la forma en que estás viviendo. No se trata solo del trabajo. Es la vida cuando se vuelve estrecha, repetida, lejana de lo que realmente importa. Una sucesión de días que no eliges, de ritmos que no te pertenecen. Llega un momento en que algo se mueve dentro. No hace ruido, pero cambia el enfoque. Empiezas a mirar tu vida desde otro lu...