El pez chico
Anoche no dormí demasiado bien. No es que pretenda imponer mi manera de pensar, pero cuando empiezo a darle vueltas a cómo funciona todo, me vengo arriba. Intento entender, señalar, aunque sea torpemente. Es una deriva humana, casi imparable. Creo que lo más sensato sería el silencio, la distancia, la introspección. Alejarse de los estímulos tóxicos que enturbian la mente y no te dejan pensar con claridad. Intentar aportar algo, aunque sea mínimo, para que mi entorno funcione un poco mejor. Esta mañana una compañera me habló de una película: La Deuda. No quise entrar en detalles. Pero esta tarde, al ver en televisión el rostro de su protagonista, ya fallecida, algo se movió dentro de mí. Como si esa imagen me recordara a todas las personas mayores desahuciadas de sus casas, obligadas a guardar su vida en cajas de cartón, como si la memoria pudiera plegarse. No puedo imaginar el dolor. No sólo el miedo de perder un techo, sino la herida de abandonar el lugar do...