Como buen Sagitario, me contradiga.
Dije que no iba a leer el horóscopo. Que no me iba a sugestionar. Que el destino no me lo escribe una columna genérica disponible en la redes sociales. Pues nada. Aquí estoy. Leyéndolo. Releyéndolo. Analizándolo como si fuera un mensaje cifrado del universo, como si fuera un espía infiltrado. Pero, sinceramente, o el que escribe el horóscopo es médium, o me están espiando a mi. ¡Por los dioses, he sido descubierto! Quizá, simplemente las cosas son como son. Y como soy lo que soy, y no lo que creo que soy cuando me pongo profundo a las dos de la mañana, voy a hacerle caso. Por esta vez. Por esta semana. O por lo menos hasta que vuelva a contradecirme (cosa que probablemente ocurra mañana). Porque resulta que mi intuición me dice lo mismo que dice ese horóscopo de instagram. Y mi intuición rara vez falla. ¿Sabéis cuándo falla? Cuando decido ignorarla. Porque soy un cabezota profesional, con título, máster y prácticas en la vida real. Uno de esos que cree que puede ir contra lo...