Exilio
Qué sensación tan extraña la de volver a casa tras años de exilio. Sí, exilio. Puedes llamarlo voluntario, pero sabes que, una vez te sientes oprimido, no tienes más remedio que huir, dejarlo todo atrás sin saber qué te vas a encontrar ni cuándo podrás volver a ver a tu familia. Podría parecer el inicio de una novela, pero no lo es. Es una realidad tremenda y cruda. Deberías detenerte a revisar tus propios niveles de crueldad. Has dejado de ponerte en la piel de los demás, de intentar comprender sus sentimientos, sus pensamientos, sus miedos y sus deseos. Mencionas deseos en el sentido deleuziano, deseos maquínicos, necesidades que se generan inconscientemente por el devenir de los acontecimientos, y no hablas solo de los exiliados, por ponerles un nombre, sino también de ti mismo, exiliado sin darte cuenta, expulsado de tu propio yo, entrelazado en el rizoma manipulador del sistema. Tratas de revolverte dentro de ti, de reorganizarte. No de renacer de las cenizas que la vida va ...