Tiempo (y nació después de casi un año de embarazo. Se resistió)
Esta poesía la empecé hace unos meses, casi un año, cuando aún necesitaba colocar algunas cosas dentro de mí, y no he terminado de ordenarlas. No quiero ser prepotente, simplemente he barrido bien los suelos, pulido cristales y encerado muebles. Me queda únicamente decidir dónde colocarlos para que bailen conmigo cada vez que llegue. No quiero pensar ahora en frases largas y complejas que expliquen qué veo, qué siento, qué huelo… de qué huyo, qué busco, quién soy… No tengo más tiempo que el justo para vivir.
Hace tan sólo unos minutos, hablando con alguien a quien conocí hace tiempo y con quien, de pronto, nos hemos reencontrado, entendí que todo este proceso de ordenar no es solo interno, sino también un reflejo de cómo me encuentro con los demás. Por fin, siendo más yo.
Tiempo
Te dijeron que ganarías tiempo.
Que si te apurabas hoy, tendrías más mañana.
Te lo creíste. Y corriste.
El tiempo no se gana.
Se gasta.
Se usa o se pierde.
No hay manera de doblarlo, de estirarlo, de recuperarlo.
Todo lo que no vivas en él desaparece.
Y lo que dejas para después, muchas veces, ya no te espera.
El tiempo no es tuyo.
Te lo prestaron sin avisarte cuánto.
No se guarda.
No se acumula.
No se recicla.
La vida no tiene botón de pausa.
Ni menú de opciones.
Ni modo de ensayo.
Vas.
Y lo que no hagas, no queda.
Y lo que postergues, quizá no vuelva.
Y lo que niegues, no se borra.
Solo se arrastra.
Hay relojes, sí.
Pero no marcan certezas.
Solo ruido.
Nos cronometramos los días como si eso diera orden.
Como si eso evitara la fuga.
Pero el tiempo no se ordena.
Se vive.
O se disuelve.
No es consejo.
No es advertencia.
Es un espejo.
Mírate.
G.G.

Qué bueno!!!! Voy a hacerte caso!!!!
ResponderEliminar