Lanzadera

 



"El amanecer no es sólo el fin de la noche. Es el instante en que el mundo nos da otra oportunidad de ser alguien distinto"





 

Hay un instante, un parpadeo de tiempo suspendido antes de que todo empiece. Ese momento en que la noche aún se aferra a los bordes del día y el mundo no ha decidido del todo despertarse. Ahí, en ese espacio que apenas se siente real, es donde todo vuelve a comenzar.

Nos gusta pensar que nuestra historia empezó el día en que nacimos. Que aquel primer aliento nos lanzó en línea recta hacia un destino que, de algún modo, ya nos pertenecía. Pero si miramos bien, si prestamos atención al peso de cada jornada, entenderemos que no hay un solo comienzo. Que cada día que amanece es una lanzadera tensada al límite, lista para dispararnos a lo incierto.

Nos levantamos, respiramos, decidimos. A veces sin darnos cuenta, sin pensar demasiado en ello. Pero cada gesto, cada palabra, cada renuncia y cada anhelo son hilos que van tejiendo la trama de lo que somos. Creemos que avanzamos, que el tiempo nos lleva siempre hacia adelante. Pero ¿es realmente así? Nos aferramos a la idea del progreso como quien se aferra a la barandilla de un tren en movimiento, sin detenernos a preguntarnos si ese tren nos lleva a algún lugar o si solo sigue su curso porque nunca aprendió a detenerse.

Nos movemos, sí. Pero ¿avanzamos? O quizá solo damos vueltas sobre nosotros mismos, en una espiral que nos devuelve al mismo punto con otro nombre, con otra luz. Quizá confundimos el impulso con el destino. Quizá el verdadero viaje no es el que nos empuja, sino el que nos obliga a preguntarnos si queremos ser lanzados o si, por primera vez, queremos elegir la dirección.

Yo me pregunto si tendré el coraje de decidir donde quiero caer. ¿Y vosotros?

 

G.G.

Comentarios

Publicar un comentario

No te cortes. Opina.

Entradas populares de este blog

Gracias, gracias, muchísimas gracias

Por la belleza. Gracias.

El verdadero camino está en nuestro interior