Losa
No es una idea lo que te ronda, sino el pensamiento constante de aceptar que cometiste errores que aún no sabes aceptar. No buscas el perdón de nadie, ni lo necesitas. Buscas perdonarte a ti, de una vez por todas, por no haber sabido elegir el camino correcto, por no haber puesto límites cuando era el momento, por no haber tenido el valor de decir no. La consecuencia la conoces de memoria: rabia. Una rabia silenciosa, acumulada, que se fue cocinando dentro de ti durante años, sin que quisieras verla. Creíste que no la notabas, que se escondía en algún rincón sordo de tu conciencia, pero sí lo sabías. Siempre lo supiste. Lo que hiciste fue construir máscaras, una sobre otra, para ocultar lo que dolía, para no preocupar, para no dañar. Máscaras que, con el tiempo, acabaron por asfixiar la parte más viva de ti. Te convenciste de que el silencio era protección, pero el silencio, cuando se prolonga, se convierte en fuego. Y cuando reventaste, lo hiciste sin control, abrasando brut...