¿Estamos locos o qué?
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¿Estamos locos o qué?
La pregunta misma ya es sospechosa, porque implica que existe un estándar de cordura al cual podemos ser comparados, y que alguien, la sociedad, la razón, la historia, tiene autoridad para medirnos.
Reviso textos de filosofía, empiezo por Foucault. La locura no es un accidente del pensamiento, sino una construcción del poder. Lo que hoy llamamos “loco” fue en otro tiempo un marginal, un visionario o un hereje, y los manicomios no solo encerraron cuerpos, sino que encerraron la forma de ver lo que es aceptable, creando un simulacro de normalidad donde la disidencia mental parece irracional.
En Verdad y poder, Foucault dice: "La verdad es de este mundo; es producida en este mundo gracias a múltiples imposiciones, y produce efectos regalados de poder: Cada sociedad posee su régimen de verdad, - su política general de verdad - ...", es decir, cada sociedad nos vende su discurso.
¿Absurdo? Así lo señaló Camus. Quizá no estamos locos, sino conscientes del vacío y la fragilidad de nuestras realidades. La vida nos empuja hacia decisiones sin sentido, hacia expectativas que no cumplen, hacia reglas que se contradicen, y sentir la disonancia es, a los ojos de otros, signo de locura. En realidad, lo que llaman locura podría ser simplemente la lucidez de quien mira sin anestesia el teatro absurdo de la existencia.
¿Hiperreal? El mundo que creemos real, es un simulacro. Baudrillard, añade una capa más. La locura no es perder contacto con la vida, sino perder contacto con la ilusión que llamamos normalidad. La cordura es obedecer al simulacro; la locura es percibir la fisura entre la fachada y la realidad subyacente. Una fisura permanente: los signos de poder, los discursos oficiales, las normas sociales, los roles que desempeñamos, todo nos empuja a confundir la apariencia con la existencia.
Así que, ¿estamos locos o qué?
Quizá todos lo estamos, pero algunos solo nos damos cuenta de que la locura no reside en nosotros, sino en el sistema que dicta qué debe ser real, aceptable y visible. Ser “loco” podría ser simplemente notar que estamos atrapados en simulacros, que la razón dominante es arbitraria, que la vida es absurda y que nuestras mentes se niegan a ser domesticadas. La locura, en definitiva, no es un fallo, es una forma de ver, una conciencia de la distancia entre lo que nos dicen y lo que verdaderamente hay.
A veces pienso que sí, que estamos todos un poco chiflados, al menos yo, pero de una manera tan organizada que ya ni se nota.
Me levantamo con prisa, reviso pantallas como si fueran a dictarme el camino correcto, y hablo de “estar bien” como si fuera un trámite, una especie de contraseña para que nadie pregunte demasiado.
Me da miedo parar, porque si paro, aparece el ruido que llevo dentro. No puedo pararlo, viene sin manual ni botón de silencio. Así que sigo con la agenda llena de cosas que no siento y la cabeza llena de cosas que no entiendo.
Estoy loco porque confundo estar ocupado con estar vivo, y porque creo que pensar distinto es peligroso, cuando en realidad lo peligroso es dejar de pensar. Quizá me hicieron creer que la cordura consiste en no molestar, en no dudar, en no llorar en público. Me vendieron esa idea, o trataron de hacerlo. Algunos si la compraron, incluso yo en algún momento.
"Disimular es fingir no tener lo que se tiene. Simular, es fingir tener lo que no se tiene. Lo uno remite a una presencia, lo otro a una ausencia". Cultura y simulacro. Baudrillard.
Aunque si lo miras bien, la verdadera locura es aceptar que todo esto es normal.
que la ternura se oculte,
que las relaciones se midan en notificaciones.
Que haya que demostrar que uno merece existir.
Así que sí, tal vez estemos locos.
Y tal vez, solo tal vez, eso sea lo más cuerdo que me queda.
G.G.

Lo humano y natural es vivir lo que cada uno sienta y respetando al otro. Así de fácil. El engranaje perfecto.
ResponderEliminarA nivel personal y emocional a veces loco para según que cosas y cuerdo para otras. En cualquier caso hay que gestionar la locura y la prudencia.
"Cada uno es a veces Don Quijote y otras Sancho Panza". Frase popular derivada de la obra de Cervantes. La eterna dualidad del ser humano: En todos nosotros hay un soñador idealista y un realista preocupado por lo cotidiano. Según la persona la balanza se inclina más a un lado o al otro, no hay más. . "La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos"
ResponderEliminarViva la locura.Leí que cuando empiezas a sentirte bicho raro, se va por el buen camino.
ResponderEliminarLacán decía que un loco que se cree Napoleón no está loco. Napoleón era el loco al creerse ser Napoleón.
ResponderEliminarCuando nuestro personaje se apodera de nosotros, estamos locos.
Lacán decía que un loco que se cree Napoleón no está loco.
ResponderEliminarNapoleón al creerse Napoleón era el loco.
Cuando nuestro personaje se apodera de nosotros, estamos locos.
Buena observación.
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