Entradas

Jaulas invisibles

Imagen
  Hace unos días empecé a leer Manifiesto Contrasexual de Paul B. Preciado, y me está removiendo más de lo que esperaba. Habla del binarismo hombre/mujer como una estructura política y económica que ha tejido la vida durante siglos, y de cómo ese orden no es natural, sino fabricado para mantener el poder. Esa idea me obliga a mirar hacia fuera y hacia dentro al mismo tiempo, como si de repente viera las costuras de algo que siempre creí liso. Pero, en realidad, esa sensación me acompaña hace tiempo. Lo he dicho en textos míos, como uno que escribí después de la cena de Nochebuena con la familia, el pensamiento crítico está desapareciendo. Es una idea que me ronda desde hace tiempo. Ayer vi un video que lo explicaba con claridad. Los poderes están conduciendo a la sociedad hacia el no pensar, hacia una reducción paulatina de nuestra capacidad cognitiva. No es un hecho aislado ni repentino. Es una corriente lenta y silenciosa que nos arrastra sin que lo notemos. Y no ocurre en e...

Cómo pierdo la vida (y me río un poco de eso)

Imagen
  Hoy, mientras desayuno, las ideas me invadieron de golpe, como ese montón de gente sin boleto que se cuela en el tren y no sabes dónde meterte. Pensaba en lo complicado que es ser humano, y al mismo tiempo, en lo ridículamente sencillo que somos cuando se trata de lo que realmente nos hace sufrir o preocupar. Somos un lío raro. Por un lado, cada uno con su sistema operativo único, lleno de traumas, experiencias y manías que nos hacen especiales. Pero por otro, incapaces de entender qué merece nuestra atención y qué debería pasar desapercibido. ¿Sabes qué es lo más absurdo? Que somos unos maestros en no poner las cosas en su sitio. Una fila que no avanza nos destruye el día como si fuera una tragedia griega. Una frase fuera de lugar se vuelve el inicio de una guerra mental interna. Y un olvido mínimo, que ni siquiera fue intencional, termina siendo una traición que revivimos una y otra vez. Vivimos en un ruido constante que no nos deja escuchar la vida de verdad. Y cuando tene...

La flecha que dejó entrar la luz

Imagen
San Sebastián Mártir es considerado por muchos como el santo de los LGBT+. / Imagen: Historia Arte   Tuve la rara oportunidad de sentir la felicidad en el cuerpo de otro. No en su gesto. No en una risa. En el aire tibio que salía de su boca, cargado de palabras que parecían haber dormido durante años en una habitación cerrada. Venían de un cuerpo melancólico, habituado a vivir con las ventanas entornadas, como si un viento demasiado claro pudiera borrar el color de las paredes. Fue un instante. Una grieta invisible. La luz entrando por la llaga del pecho como el primer rayo de sol en una casa abandonada. No un milagro. No un triunfo. Solo el sonido preciso de una flecha soltándose y rodando hasta perderse bajo la cama. San Sebastián travestido. No el mártir dorado de los retablos. Un cuerpo común, agujereado, que había aprendido a hacer de sus heridas pequeñas claraboyas por donde entraba el aire fresco. Y esa tarde, con esa calma de quien sirve café a la visita, ofreció a los suyo...

La flor que no sabe del sol

Imagen
A veces, la vida gira de forma inesperada. Me detengo a pensarlo, como quien deshoja una flor sin esperar respuestas. Busco la relación entre lo que sucede y nuestros actos, aunque a menudo el mapa parezca trazado por un azar ciego. Caprichoso. Pero hay algo más, algo que no se ve, pero puedo intuir, una correspondencia secreta entre lo que somos y lo que llega, como si el mundo no fuera tanto lo que nos rodea, sino una extensión misteriosa de nuestra búsqueda interior. Una búsqueda constante. La vida, pienso, no es una línea recta, ni la suma de decisiones lúcidas, ni siquiera una narración coherente de nuestro destino. Es más bien una flor, una forma viva que se abre hacia la luz, aunque ignore dónde está el sol. Una flor que crece sin entender del todo su suelo, que a veces se cierra para protegerse del frío, que aprende a esperar la lluvia y sobrevive al viento. Una flor sin prisa, pero sin tiempo que perder. Si hay algo de lo que sabe, es de lo efímero. Quiere sentirlo todo....

Arquitectura del YO

Imagen
Esta noche… no sé… esta noche soy más yo que nunca. Como si algo se hubiera movido dentro, un velo, una membrana... una puerta vieja se abrió sola. Necesito gritar. Sí, gritar aunque no haya palabras, aunque no me alcancen las cuerdas vocales, aunque sólo logre exhalar un aliento mudo que ni siquiera roce mis propios oídos. Gritar. Fuerte.  Algo quiere salir de mí, algo que me habita y al mismo tiempo me desconoce, algo que necesita ser visto. No por nadie. Por mi. Lo dejo escapar, dejo que sea cuerpo fuera. Libre, independiente, para que la razón, pueda entrar.  Entonces, no necesitaré nada. Seguiré caminando.  Como caballo con anteojeras, sin distracción. Eso si, mis guiñadores, siempre me dejarán ver mas allá. Nunca me pareció inteligente mantenerme a flote entre lo obvio. Lo que parece ser, no es. Nunca lo es. He aquí mi grito: Las formas se repiten. No es necesidad. Es hábito. Lo incompleto se descarta. Lo invisible, se traduce a estructuras cómodas, a símbolos de ...

Sol

Imagen
Amanecer respirando mientras el sol invade el dormitorio, es, quizá, lo más parecido a entender algo sin pensarlo. La luz entra conquistando el espacio, con una claridad indiscutible. No hay un porqué. El cuerpo despierta por partes, recorriendo la habitación con los ojos cerrados. El día ha empezado y no hay nada urgente que decirle. El polvo flota con la calma, hoy no será barrido. Las sábanas arrugadas no tienen historias que contar. El aire es refugio y cómplice.  El mundo no ha notado la pausa. G.G.

Tabaco

Imagen
Te has despertado a las 5.00 a. m. Sentías miedo. Miedo y frío. Un miedo provocado por el vértigo que produce vivir el presente sin poder desligarlo de un futuro que todavía no existe. Las manos no saben qué hacer. Te sientas, respiras, y ahí están, como dos animales asustados, buscando un cigarro que ya no tienes. Te las miras. Se agitan, golpean la mesa, se esconden bajo el muslo, piden algo. El cuerpo va más lento que la voluntad. La decisión de no fumar llegó antes que el cuerpo, y ahora las manos se han quedado huérfanas. El móvil. Lo tocas, aunque no haya motivo. Lo desbloqueas, deslizas, finges que hay un mensaje nuevo. No lo hay. No pasa nada. No puedes sostener el presente sin una excusa. El silencio se ha vuelto demasiado real y necesitas taparlo con un gesto. Promesas, rutinas, formas de pensar que no dejaste de repetirte una y otra vez hasta creerlas ciertas. Café que tomas, aunque no quieras. Respuestas que das, aunque ya no piensas igual. Renuncias que hicis...