Belleza, “bellezuri”, lindeza, “linduri”.
La belleza florece del alma, es la esencia divina del ser No es el reflejo en el agua ni el destello fugaz de un amanecer. No, no es el reflejo de nada. no es el trazo simétrico de lo que el mundo llama armonía, ni la huella perfecta que los ojos persiguen sin comprender. Es la belleza que atraviesa, q ue irrumpe como un relámpago en la cerrada noche que no se puede ignorar ni olvidar que se percibe en la piel antes que en los ojos, en el corazón antes que en el pensamiento. Es la que un día intuyes y al siguiente se desborda, como un milagro que se posa en la tierra, como una aparición, como un fuego sagrado, que no consume, no consume, no… consume, Alumbra. La inocencia que se ofrece sin saber que regala, la voz que cobija sin esperar respuesta, la suavidad que no carga, que no reclama, que solo existe. Una luz caída de otro mundo. El resplandor que no pertenece a este tiempo. No tiene forma, no se mide, no se compra ni se exige, no se imita ni se aprende...