Dónde ya no existimos

Fotograma Filme "Escuela de Conducta". Edgar Ariel







El suelo del pasillo está cubierto de palabras que nunca se dijeron,
como dientes de leche escondidos bajo una alfombra rota.
Alguien los pisa cada noche,
pero no grita.
Ya no recuerda cómo se hace.

Una sombra en la ventana permanece quieta desde hace días.
No mira hacia dentro,
espera que el vidrio estalle desde fuera.

La espera es una forma de castigo
que no tiene verdugo.
Un animal muerto en mitad del pecho.
No huele aún,
pero se pudre despacio,
como las cosas que se quisieron y no se tocaron.

La infancia cuelga de un perchero oxidado,
lleva el abrigo aún manchado
por una lluvia que nadie vio caer.
Nadie lo usa,
pero tampoco lo tira.

Hay heridas que se guardan por si acaso un día alguien pregunta.

La lámpara sigue encendida en una habitación sin puertas.
Ilumina solo la ausencia,
como una linterna apuntando al agua.
Se ve el reflejo, pero no el fondo.

Una mujer pasa los dedos por una fotografía
que ya no tiene rostro.
Se la devolvió el tiempo sin disculpas.
Los ojos se borran más rápido que los bordes.

Alguien se ríe en otra habitación.
La risa duele más que el silencio.
Es un recordatorio de que la vida sigue en lugares donde uno ya no existe.

Una grieta baja desde la clavícula
hasta donde se esconden los miedos.
No sangra.
Respira.

G.G.


Comentarios

  1. También me encanta. Madre mía, hermano, cuánto tienes dentro!!

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  2. Mucho hermana, mucho. Demasiadas cosas guardadas mucho tiempo. Ha llegado el momento de dejarlas salir, de quitarme peso innecesario, no para continuar con el camino, sino para empezar uno nuevo.

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