FELICIDAD

 

Luz

Si algo realmente importa en mi vida son las relaciones con mis seres queridos. A veces se me adelanta la lengua, y esa humedad tóxica que escupo sin querer abre un espacio de rechazo, de distancia, como una flecha envenenada que no controlo. Quien se ha detenido a conocerme —y aun así me quiere— es porque ha entendido, no sé muy bien cómo, que nunca fue mi intención herir, aunque a veces lo hiciera; que ese mismo daño, multiplicado por cien, siempre regresa hacia mí; y que dejar de querer, después de haber querido con intensidad, es una renuncia para la que nunca termino de prepararme.

Hoy el día amanece lleno de luz.

Anoche me costó dormir. Esperaba noticias de alguien importante. Sabía que había llegado una carta, pero la duda me obligó —o quizá me convenció— a posponer su lectura hasta la mañana. Qué estupidez. A veces el miedo nos roba horas que podrían haber sido de felicidad serena; y, aun si las noticias hubieran sido malas, el miedo nos habría arrebatado también el tiempo necesario para empezar a buscar una solución.

Si lees esto, permíteme, a pesar de ser el ejemplo perfecto de “consejos vendo, que para mí no tengo”, decirte algo: no dejes que el miedo, o mejor dicho, las expectativas —esas lagartijas que reptan en la conciencia de todos, tarde o temprano— te arrebaten el control de tu yo interior.

Hoy es un día de luz.

Hoy es el día de luz.

G.G.

Comentarios

Publicar un comentario

No te cortes. Opina.

Entradas populares de este blog

Gracias, gracias, muchísimas gracias

Por la belleza. Gracias.

El verdadero camino está en nuestro interior