La Casona de Castilnovo
Me marché el viernes de Madrid con una ligera incomodidad, esa que se siente como un cuerpo ajeno clavado en los huesos. No era cansancio ni desánimo, era hartazgo puro, el de estar siempre en guerra con uno mismo. Me fui sin más mapa que el deseo de no seguir fingiendo. No busqué rumbo ni respuestas. Solo quería estar lejos, estar solo.
Cené, dormí temprano, desperté sin objetivos ni prisas. Caminé con paso firme, sin rumbo, con la ligereza de quien ya no carga nada. Crucé campos, llegué al castillo, leí sin afán, escribí sin destino y me abandoné al sol como un gato que sabe que el tiempo le pertenece.
No hubo respuestas. Solo silencio. Solo el simple acto de dejar de luchar. Y en ese abandono algo se movió dentro. Un espacio que solo aparece cuando uno se rinde y deja de pelear.
Cuando cayó la noche, sucedió algo que no esperaba. Un concierto que solo yo desconocía, que todos los demás sabían y esperaban. Fue una experiencia que rompió el ritmo del fin de semana, sin previo aviso. Conexión, pasión, cuidado, entrega. Música que no solo se oye, sino que se siente en la piel y en el alma. Un soplo de vida inesperado que abrió una puerta que creía cerrada.
Encontrarse no es buscar un tesoro ni hallar una verdad escondida. A veces es simplemente dejar de correr. Dejar de buscar versiones mejores o más limpias de uno mismo. Sostenerse tal cual, con heridas y manchas, sin miedo ni excusas. Volver a la voz propia, aunque tiemble, aunque duela.
Este fin de semana fue una tregua, un descanso para el personaje que llevo dentro. Volví a sentirme cuerpo, voz y pensamiento. No me busqué porque ya no tenía ganas de escapar. No fue un milagro, fue una simple coincidencia que llevaba tiempo esperando. Y llegó.
No necesito grandes palabras para agradecer. Solo un respeto profundo por la casa que me acogió, por quienes la habitan, por los que compartieron el silencio y por los artistas que tejieron ese paisaje invisible donde pude caer sin miedo.
Volver a habitarme. Eso fue todo y fue mucho.
Gracias a todos los que compartieron conmigo esas horas, a los dueños que han creado un espacio único, un refugio real donde la vida puede cambiar sin avisar, a los visitantes que respetaron la calma y a los artistas que sin querer crearon un espacio donde renacer sin máscaras.
Les recomiendo conocer este lugar, vivir esas experiencias que no se dan en ningún otro sitio, dejarse sorprender por un espacio impredecible y maravilloso que, poco a poco, llega a parecer un hogar que no sabías que necesitabas.
G.G.

Maravilloso. Me ha encantado. Gracias por expresarlo tan bonito.
ResponderEliminarLa palabra sale sola si está bien acompañada
EliminarQue bien te explicas sobrino, cada día , me sorprendes más, aunque sé que eres muy inteligente. Te queremos mucho.
EliminarGracias!!!!
ResponderEliminarPresente Puro.
ResponderEliminar" Volver a habitarme"...( Muero de amor).
Presente y nada más
EliminarNo dejes de plasmar tus sentimientos.
ResponderEliminarMuac
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