Insomnio
Anoche no podía dormir.
Hasta las tres y media de la mañana, el pensamiento se volvió una sala sin ventanas, todo lo que no había dicho caminaba por dentro, sin zapatos y sin miedo.
No era tristeza, era otra cosa. Algo parecido a la necesidad de entenderme desde otro ángulo, como cuando se gira un papel arrugado y de pronto se lee un mensaje.
Escribí. No sé si eran versos, notas, fragmentos, pero ahí estaban. Inconexos, sí, como si cada línea hubiese llegado de otro tiempo o de otro yo.
Y, sin embargo, todo tenía sentido. Como esos papelitos escondidos en las galletas de la suerte que, aunque vagos, parecen hablarnos a solas.
No quiero que esas palabras se pierdan como historia efímera.
Porque lo que se escribe sin dormir también pertenece al día.
Y a lo que viene.
Ninguna tiene título, pero no les hace falta.
Una flor creció en la grieta de un zapato,
creyó en la luz que filtraban los cordones,
y fue pisada con la dulzura
de quien no sabe
lo que arrastra.
2.
el sueño se escurre por las rendijas del desencanto,
y la almohada guarda, inmóvil,
el peso muerto
de una actuación vacía.
3.
Se abren los ojos,
y todo lo que parecía sólido se deshace
como un espejo que nunca mostró el reflejo.
Y, al final, lo que antes era imagen
es ahora forma desnuda,
hueca, vacía.
4
Donde estaba el insomnio ayer,
hay ceniza de pensamientos prestados.
No era suya la noche,
ni suyas las puertas que no se abrían,
pero cargaba llaves
de cerraduras ajenas.

Me encanta, fantástico
ResponderEliminarGracias
EliminarHermoso
ResponderEliminarTe adoro
EliminarEstimulante, enriquecedor...Bello.
ResponderEliminarSi tú sueñas, nosotros dormimos.
Si nosotros soñamos , tú sueñas.
Te estás convirtiendo en un canalizador de emociones para los que te leemos.
Gracias, Graci.
Joder primo!!!!! No me hagas llorar por favor, que soy más llorona que intensa. jajajaja.
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