Tributo a Karmelo C. Iribarren
Hoy, gracias a una publicación fortuita en redes de un amigo, he llegado por primera vez a la poesía de Karmelo C. Iribarren.
Es la segunda alegría que me da esta persona en dos días, todo hay que decirlo.
Me puse a leer e investigar sobre Iribarren, y aunque debo pedir perdón por mi ignorancia, ya que, a pesar de escribir poesía, no lo conocía, lo que he encontrado me ha cautivado completamente.
Me ha encantado, me ha llegado, y me he planteado si seré capaz de escribir algo, aunque sea pequeño, en su honor. Este es mi primer intento.
Lo que he leído y lo que he encontrado sobre él en internet me ha impresionado tanto que he decidido comprarme su libro, que recopila todas sus poesías desde 1993 hasta 2019. ¡Me las voy a empapar todas!
Espero comentarios por favor. He de decir que la idea de las mismas, parte de una publicación que hizo hoy mi queridísima hermana Luz (para que diga que no la presto atención, jajaja), aunque me va como anillo al dedo, a mi proceso personal, no lo voy a negar.
Lo único cierto
El tiempo no cura nada.
Solo lo esconde,
lo entierra mal,
como quien barre la casa
y deja la mierda bajo la alfombra.
Un día te das cuenta.
Que sigues ahí,
en el mismo sitio,
con las mismas heridas
y el polvo acumulándose en los pies.
Y entonces entiendes
que no es el tiempo,
que eres tú
Que solo tú puedes agarrar la escoba.
Y dejar de tragarte el polvo.
G.G.
La gran mentira
Dicen que el tiempo lo cura todo.
Mentira.
Mentira.
El tiempo no hace nada.
Se limita a pasar.
Lo guardamos en nuestra memoria.
Luego, mas tarde,
Lo perdemos.
Si, se limita a pasar,
como un viejo aburrido mirando por la ventana.
Somos nosotros los que un día,
hastiados de esperar,
decimos basta,
nos levantamos,
cerramos una puerta
y abrimos otra.
Lo demás son cuentos.
Cuentos para los que aún prefieren dormir.
Cuentos...
Para los que nunca despiertan.
G.G.

Cierto, menos tópicos y más realidades. Abrazo
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