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La luz en las palabras de Elena Llovet

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Quisiera comenzar este texto agradeciendo a Elena por su valentía. Sí, su valentía para compartir en las redes sociales su intimidad más profunda, la real, la que siente en su propia piel, no la que el mundo espera que muestre. Agradecerle enormemente por compartirla de forma tan abierta y sincera. A mí, desde luego, me aporta mucho más que la imagen ideal de una no-realidad. Para mí, la escritura es mi diván de cuero marrón, un espacio donde me dejo caer sin pensarlo, con la esperanza de encontrar algo que me haga sentir más entero, más conectado. En cada palabra, en cada frase, trato de dar forma a lo que está roto dentro de mí. De alguna manera, escribir es el lugar donde mi cuerpo y mi mente se encuentran, donde lo que no puedo decir con voz, lo digo con letras. Este diván no es físico, pero lo es a su manera: es el refugio donde desarmo todo lo que he acumulado, donde dejo que las piezas caigan, sin temor a que no encajen. El cuerpo no olvida lo que la mente intenta ocultar. E...

Los que renuncian

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  Soy de los que no pueden callar. No porque el silencio me pese, sino porque hay verdades que solo existen si se dicen, pensamientos que se justifican en la palabra, sentimientos que toman forma cuando encuentran voz. No quiero ni sé disfrazar lo que pienso ni lo que siento. Me pertenezco en mi sinceridad, en mi derecho a nombrar lo que veo y lo que rechazo. No espero que todos lo comprendan, pero tampoco concedo indulgencias a la cobardía ajena. Porque si hay quienes se conceden el privilegio de hablar sin que sus palabras se correspondan con sus actos, si existen aquellos que se esconden tras discursos vacíos y justificaciones débiles, si eluden su propia verdad mientras eligen imponer la suya sobre otros, ¿por qué no habría de darme yo el derecho de nombrar lo que son? Hablo porque puedo, porque quiero y porque me sostengo en lo que digo. Y es precisamente por eso que me resultan intolerables los que renuncian a hacerlo. No todo el que calla es prudente ni todo el que se ap...

La piel se me muere

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La piel se me muere. Bajo el resplandor tenue de los rayos de sol. El cuero se quiebra, se convierte en surco, en grieta, en polvo en el aire. Un idioma de fisuras que el tiempo y yo hemos ido trazando, línea a línea, sin prisa, a pesar de todo, gracias a todo. En el sofá de cuero, el roce deja su huella, el desgaste, el sudor, el descanso, se desvanecen entre las costuras. Sofá y cuerpo se funden, se entrelazan en un solo ser, y en sus grietas, la memoria fluye.   La piel se me muere. La toco. Bajo mis dedos, la superficie cede, reseca, áspera. Lo sostenido ha quedado atrapado en las huellas invisibles de lo vivido. Cada grieta es un fragmento de tiempo, una conexión con el presente. La piel se me muere. Con el frasco en la mano, derramo la crema en mi palma y la extiendo con el pulso firme de quien camina junto al tiempo, quien se busca, quien se encuentra. quien no olvida su nombre, aunque el viento lo desgaste, aunque el viento lo arañe y lo desg...

Mentira

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Corre la mentira con pasos de barro, huyendo del tiempo que la desarma, se viste de seda, de dulce engaño, pero en su reflejo solo hay desgana. Pequeña y ruin, astuta y vulgar. se esconde en las sombras de bocas ajenas, muerde con dientes de azufre y cristal, y deja su herida en quien menos espera. Sobra en los labios, en cartas, en pactos, en manos que juran sin miedo al quebranto, en ojos que esquivan verdades de espanto, en lenguas que fingen amor sin encanto. Tan común, tan torpe, tan hueca y cobarde, parece tan grande y se quiebra en el aire, cree que es eterna y no dura un instante, porque hasta en la nada su fin es inevitable. G.G.

Tributo a Karmelo C. Iribarren

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Hoy, gracias a una publicación fortuita en redes de un amigo, he llegado por primera vez a la poesía de Karmelo C. Iribarren.  Es la segunda alegría que me da esta persona en dos días, todo hay que decirlo. Me puse a leer e investigar sobre Iribarren, y aunque debo pedir perdón por mi ignorancia, ya que, a pesar de escribir poesía, no lo conocía, lo que he encontrado me ha cautivado completamente.  Me ha encantado, me ha llegado, y me he planteado si seré capaz de escribir algo, aunque sea pequeño, en su honor. Este es mi primer intento.  Lo que he leído y lo que he encontrado sobre él en internet me ha impresionado tanto que he decidido comprarme su libro, que recopila todas sus poesías desde 1993 hasta 2019. ¡Me las voy a empapar todas! Espero comentarios por favor. He de decir que la idea de las mismas, parte de una publicación que hizo hoy mi queridísima hermana Luz (para que diga que no la presto atención, jajaja), aunque me va como anillo al dedo, a mi proceso perso...

Hoy, todo se redefine

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https://www.freepik.es Hoy, esa indulgencia se ha extinguido. No más dudas. No más advertencias. Ni las banderas rojas, ni las luces amarillas. Nada más. No más excusas, no más concesiones. Hoy, todo se redefine. Y todo lo que no sirve, se va. Has vivido tanto tiempo dando margen, dando espacio. Pero ya no. Ya no vas a seguir esperando. Ya no vas a seguir tolerando. Lo sientes en la piel, en el alma, que no puedes seguir. Porque el tren ha descarrilado, y no piensas esperar a que vuelva a suceder. Hoy, ya no. El dolor es parte de la vida. Lo sabes. Y ya no vas a dejar que el dolor te gobierne. Hoy, decides transformarlo. Hoy, lo transformas en algo que te impulsa. Hoy, la cabeza manda. Hoy, la cabeza es clara. Hoy, la cabeza es fuerte. Hoy, todo lo que no necesitas, se va. Lo que no sirve, fuera. Lo que no aporta, fuera. Lo que te hace daño, fuera. Las personas que no han visto quién eres, que no han sabido verte en tu totalidad, se quedan atrás. No más. No más dejarse arrastrar por lo...

PISAR UNA MIERDA TRAE SUERTE

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Ayer pasé un día de mierda. MIERDA. De esos que no le deseo a nadie, con un dolor indescriptible, tratando de superar un duelo no cerrado mientras caía en el abismo de otro. En esa soledad para la que no encontré consuelo, busqué compañía, traté de encontrar refugio en otros, pero no encontré lo que necesitaba. Nadie podía ofrecerme la paz que buscaba, ni las palabras que aliviaran mi mente. No tuve más remedio que buscar consuelo en mí mismo, y cuanto lo agradezco. Fue en ese vacío, en ese dolor profundo, donde tomé una decisión: decir ADIÓS . En medio de esa oscuridad, sin refugio en los demás, me encontré cara a cara con la única verdad a la que podía aferrarme: la paz que buscaba solo podría nacer de mi propia aceptación. Decidí entonces decir ADIÓS … a la dependencia, a la expectativa de salvación ajena. Estamos acostumbrados a pensar que la intimidad es algo que debe permanecer oculto, algo que debemos proteger celosamente, como si fuera un tesoro frágil que no puede ver la luz....